13 de febrero de 2012

La función

a) Molduras sube al escenario 1, aprieta 1500 tornillos, almuerza de 12.00 a 12.30, aprieta 1500 tornillos más, come de 14.00 a 15.00, y hasta las 18.00 aprieta otros 2000. Total apretados: 5000 tornillos.

b) Molduras sube al escenario 2, aprieta 1550 tornillos, almuerza de 12.00 a 12.20, aprieta 1550 más, come de 14.00 a 14.45, y tiene que enroscar 2100 tornillos hasta que a las 18.15 se puede ir a casa. Total tornillos puestos: 5200 tornillos.

c) Molduras sube al escenario 3, donde le esperan 1600 tornillos hasta la hora del almuerzo que dura de 12.00 a 12.10, luego se enfrenta a otros 1600, y apenas come en media hora. Tras la comida aprieta 2200 tornillos y sale para su casa a las 18.30, lesionado. Total apretados: 5400 tornillos.

A todas luces, el escenario 3 parecía el mejor porque, por el mismo coste, se conseguía un 8% más de rendimiento, o lo que es lo mismo, apretar 400 tornillos más. Sólo había que ajustar legalmente la reducción del tiempo de comidas y la ampliación del horario de trabajo, aparte, claro está, del asunto de la lesión de Molduras. Marcos, el demiurgo de la empresa calculaba cuál era la mejor solución para la continuidad de la fábrica. Estaba abriendo telones, cerrándolos, dejándolos a la mitad a propósito o sin querer porque también alguno se atascaba. Todo para que, al final Molduras y él, pudiesen conservar su puesto de trabajo, uno en la platea y otro en las tablas pero todos en el mismo teatro. Al mismo tiempo, Marcos contemplaba atónito como la cartelera general se iba haciendo cada vez más insulsa y monótona, ya que todas las obras representaban la misma función, aunque en distintos escenarios. Escenarios llenos de esfuerzo mal recompensado, de merecidos inmerecimientos, de deseos de venganza, de hambre de dinero, de sed de futuro, de deseo de victoria social, de puta vida, de puta muerte, de gente, de números. Esos escenarios de los que Marcos empezaba a estar hasta la tramoya.