6 de marzo de 2012

El hilo musical

Llevaban quince años sin dirigirse la palabra a pesar de que compartían el mismo espacio ocho horas al día. Estaban ellas dos solas, frente a frente. La una, con el traqueteo de la máquina de coser y la otra con el leve chasquido que la aguja producía al perforar el paño. Una emisora de radio fórmula creaba una atmósfera atemporal donde cada día era como el anterior. No se hablaba, no se resolvía, no se perdonaba. Los éxitos musicales del momento se sucedían sin apenas intervención del locutor lo que daba al taller de costura un insoportabe aire de sala de espera. La una esperaba una rectificación, la otra lo mismo. La esperanza nunca se pierde, pero ellas habían perdido la palabra esperanza. En esos quince años murió el mejor amigo de una, el padre de la otra y el marido de la primera y nunca se dieron el pésame ni los buenos días. Lo que tuvieran que decirse ya se lo habían dicho en su momento. Ahora apenas se comunicaban en un soliloquio interior donde la razón y la ira competían como aguja e hilo revoloteando  en un acto de amor y odio sangriento.

En quince años  se pusieron trampas que nunca se echaron en cara, a la cara, se miraron siempre de reojo, se olieron como los animales huelen a su peor enemigo, se desearon el peor de los destinos, se trataron como un torturador trata a su víctima, se autocausaron enfermedades neutralizantes y duraderas, se destrozaron la existencia, se ignoraron, se hilvanaron en la misma bobina de rencor.

Hoy, la que perfora el paño se ha quedado sóla en el taller. El único hilo que las unía se ha cortado para siempre. No se hablaba, no se resolvía, no se perdonaba. Apenas retumba  a estas horas la sorda tormenta de ayer, tan solo permanece esa incansable banda sonora de la radio que te cose a pedazos.

4 comentarios:

  1. Bravo. Duro, muy duro, pero lleno de poesía hostil.

    ResponderEliminar
  2. El rencor urde hilos como telas de araña. 15 años sin hablarse es mucho tiempo y mucho rencor. El aire se volvería denso y rancio. Mejor cortar la madeja, dejar la tela de araña coja, débil y los con los hilos al viento.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Daniel y Candela. Lo más duro es dar el primer paso, cortar la madeja, como dice Candela, después el viento se acaba llevando todo, y trayendo nuevas brisas.

    ResponderEliminar
  4. Lo bueno es que: ventana + abierta = ventilación.

    ResponderEliminar